La Iglesia de San Agustín

Naissance de l’Ordre

Unas “Chartae” cuentan que fueron los mismos eremíticos del antigua Tuscia a pedir al Papa de poderse juntar en una organización colectiva y someterse a una regla reconocida. Los frailes de los distintos eremitorios seguían costumbres genéricas, renunciaban a sus bienes, se dedicaban a la obediencia en la vida regular pero no poseían ninguna norma específica para llevar a cabo por ejemplo, el oficio divino. En 1243 con la Bolla INCUMBIT NOBIS Papa Inocencio IV creó una primera Pequeña Unión de las Comunidades Eremíticas de Toscana, adelantando de trece años la Grande Unión  ratificada en 1256 por el Papa Alejandro IV. Esta unión llevada a cabo por el cardenal Riccardo Annibaldi, definió formalmente la Orden de los frailes Eremíticos de San Agustín que veía reunidos a los toscanos y a los de la Orden de los eremíticos de San Guillermo, de Juan Bono, de Monte Favale y de Bréttino. El nacimiento de esta nueva familia religiosa respondía a una doble necesidad: la primera ligada al programa de reformas iniciado por el papa Inocencio III en el 1215 para eliminar a los grupos de predicadores independientes de la Iglesia y la segunda aspiraba a reforzar la vida de comunidad valorizando la pobreza y la acción apostólica. Los nuevos frailes adhirieron a la Regla de San Agustín  modelando paso a paso su organización con el ejemplo de las dos órdenes mendicantes: . . .