La Basílica de San Francisco

La Virgen Inmaculada

La fiesta de la Inmaculada se celebra el 8 de Diciembre a partir del año 1476 cuando fue introducida en el calendario romano.
La veneración de la Virgen María concebida sin  pecado original remonta a tiempos antiquísimos. En 1854 el Papa Pio IX proclama el dogma de la Inmaculada Concepción, cuya imagen se difundió en manera capilar desde aquel momento en casi todas las iglesias católicas. En la iglesia de San Francisco se encuentra una imagen de la Virgen en la tercera capilla del cruzero derecho. La pintura fue realizada por Pietro de Pezzatis en  1891 y representa a la Virgen Inmaculada entre San Francisco de Asís y San Maximiliano Kolbe (este último fue añadido en 1973 por Aldo Marzi). María, con las manos unidas para rezar, está envuelta en un vestido blanco con un manto azul y lleva en la cabeza una auréola dorada con doce estrellas; apoya los pies en una media luna y presiona debajo de ésta una serpiente que muerde una manzana, símbolo del pecado original. Esta representación se inspira al capítulo XII del Apocalípsis en el cual Juan el Evangelista  describe la visión de la nueva Eva al final de los tiempos: “en el cielo apareció después un signo grandioso: una mujer vestida de sol, con la luna bajo de sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas.” Debajo de la figura de la Virgen se encuentra una inscripción latina:  “Tota pulchra es Maria” que es el primer verso de la antífona de las oraciones de la víspera de la Fiesta de la Inmaculada: “Toda bonita eres María: y la culpa no te rozó”. La presencia de esta imagen en esta iglesia es aún más significativa ya que la Virgen Inmaculada es la protectora y Reina de la Orden franciscana.