Basílica de Santo Domingo

Santo Domingo de Guzmán

Santo Domingo de Guzmán fue uno de los hombres que mejor supo responder a la crisis económica de la Iglesia de su tiempo. Frente a la difusión de las herejías pauperísticas, él se empeñó en reanimar la fe católica con la testimonianza de una vida santa, fraterna, humilde y pobre a través de una efectiva predicación.


Nació en 1170 en Caleruega,España, cuando tenía  24 años escuchó la llamada del Señor entrando entre los canónigos regulares de la Catedral de Osma donde fue consagrado cura. El momento de cambio en su vida fue cuando su superior, el Obispo de Osma fue encargado a una misión diplomática en Dinamarca y pidió a Domingo de acompañarle. Durante el largo viaje cruzaron la Francia del sur y allí Domingo tuvo su primer contacto con la herejía cátara y albigense dándose cuenta de los grandes peligros que estaba pasando la Iglesia de su época. Fue entonces que empezó a pensar en el futuro de la Orden de los Frailes Predicadores, para llevar la fe católica a los que se habían perdido.
En  1215 se fue  a  Roma para presentar su proyecto al Papa Inocencio III y el año siguiente Honorio III aprobó oficialmente la Orden. Desde aquel momento Domingo envió a sus hijos a Europa, sobre todo a Paris y Boloña (que eran los principales centros universitarios del tiempo)  puesto que debían confrontar las doctrinas eréticas,  debían tener una excelente preparación cultural.
Entre el 1220 y el 1221 Domingo presidió en Boloña los primeros dos Capítulos Generales destinados para redirigir la Regla y precisar los elementos fundamentales de la Orden: predicación, estudio, pobreza, vida común, repartición geográfica, expediciones misionarias. La Regla refleja plenamente la claridad del pensamiento, la rectitud y  el fervor apostólico que caracterizan la fisionomía espiritual de Santo Domingo.
Cansado por sus fatigas, Domingo murió en Boloña el 6 de agosto de 1221 rodeado por el cariño y las oraciones de sus frailes. A ellos confió su testamento espiritual: 'tengais la caridad, cuideis la humildad, tengais la pobreza voluntaria'.
El 3 de julio de 1234 fue proclamado Santo por Gregorio IX, su rica personalidad ha continuado a vivir en los muchos santos que durante los siglos siguieron su ideal y le consideraron como un verdadero hombre de Dios.