La Concatedral del SS. Salvador en Montalcino

La Abadía de San Antimo

El camino de peregrinos era una vía de comunicación muy utilizada por todos los fieles que querían llegar a los lugares más importantes como Roma y Santiago de Compostela. Largo el camino se encontraban hospitales para recibir a los peregrinos  así como santuarios donde se custodiaban reliquias importantes. Este camino cruzaba el territorio de Montalcino, encontrando en su recorrido una de las mayores iglesias de peregrinación: la maravillosa Abadía de San Antimo.
Situada a pocos kilómetros de Montalcino en el tranquilo valle del rio Starcia, afluente del Orcia la Abadía fué fundada, según la tradición, por Carlo Magno para agradecer eternamente a Dios que le había indicado en un sueño la planta que lo curo de la peste a él y a su séquito cuando regresaban de Roma. El emperador ordenó la construcción de un espléndido monasterio en el mismo lugar donde fué encontrada la hierba milagrosa y quizo llevar ahí las reliquias de San Antimo trasladándolas de la Sabina donde habían sido inhumadas. A través de las fuentes históricas sabemos que el monasterio ya existia en el año 814 porque Ludovico el Pio, hijo de Carlo Magno,  la enriqueció  con donos y privilegios.
El edificio fué construido gracias a la ayuda económica del conde Bernardo Aldobrandeschi que en 1181 donó a los monjes su entero patrimonio como bien lo recuerda la inscripción tallada en los peldaños del altar mayor. La abadía era un punto de referencia para los peregrinos que pasaban por esta ruta religiosa, trasmitiendo las ideas de los mayores centros de la cristianidad europea, de los estílos de vida y de las novedades artísticas y arquitectónicas.
La iglesia es uno de los más interesantes ejemplos de arquitectura románica y  elementos como el deambulatorio ( que permitía a los peregrinos de caminar alrededor del altar mayor donde estaban las reliquias del santo) hacen de la Abadía un edificio único en Toscana y entre los pocos en Italia. Su estructura en efecto, copia la arquitectura de las Abadías benedictas del norte de Europa y en particular de las francesas. Durante el siglo XIII empezó su decadencia  con la cesión del feudo de Montalcino, que desde muchos siglos antes habia sido considerado  de su propiedad, a la República de Siena. Actualmente en la abadía viven los frailes de la comunidad religiosa de los Canónicos de San Norberto (Orden de los Premonstratenses).