La Concatedral del SS. Salvador en Montalcino

Inmaculada Concepción

Al interior de la Concatedral se encuentran muchos tesoros, entre los cuales dos maravillosos retablos de altar realizados por el joven pintor senés Francesco Vanni: la Inmaculada Concepción y  San Juan Bautista en el desierto.
En el primer altar de la nave derecha se encuentra la Inmaculada Concepción realizada en 1588. Al principio, la tela estaba en la antigua parroquia rural románica en el altar de la Inmaculada Concepción  y fue comisionada a Francesco  Vanni por el alcalde Fulvio Bucelli. La obra se carateriza no sólo por el brillante cromatismo y por la suavidad formal, típicas de la pintura senesa de la época, sino por la compleja simbología mariana. La Vírgen se encuentra en un hermoso paisaje miniaturizado, donde cada elemento está lleno de significado; empezando por el rincón abajo en la derecha, alrededor de la vírgen se nota el” espejo  sin manchas” (Sab 7,26) hace referencia a su Inmaculada Concepción,la flor de lis (Ct.2,1-2) emblema de pureza; la fuente, símbolo de vida; el “jardín cerrado” (Ct. 4,12) signo de la virginidad de María; el lucero del alba (Ap 22,16) representa a María que en su santidad es el primer fruto de la salvación de Cristo; la puerta del Cielo (Gen 28, 17) y la escalera del Paraíso (Gen 28, 12-13), ya que María es el camino de entrada para su Hijo; la torre de marfil (Ct 7, 5) símbolo de su perpetua virginidad; la torre de David (Sal 60, 4),hace referencia a la fortaleza de María; el templo del Espíritu Santo (Lc 1, 35), del cual Ella fue instrumento y demora; la “fuente cerrada” (Ct 4, 12), símbolo de la maternidad divina; la rosa mística (Sab 2, 8), porqué Ella es la reina del jardín de Dios que es el universo creado por El.  María, figura de la Iglesia, lleva consigo los rasgos de la “Mujer” del Apocalipsis: la corona de doce estrellas, hace referencia a las doce tribus del pueblo de Dios, y la luna abajo de los pies, símbolo nupcial de esposa divina; además, aplana la cabeza del Dragón, emblema de Satanás, preanunciado en el Protoevangelio. La pintura presenta también una fuerte iconología trinitaria: María lleva en los brazos a su hijo que fue concebido por  voluntad del Padre a través del Espíritu Santo.