Santuario-Casa de Santa Catalina

Pared de entrada

En el centro de la pared, frente al altar, donde están los accesos a este ambiente, hay un ábside hecho realizar por un miembro de la familia Tolomei para los gobernadores de la Cofradía, que aquí se sentaban durante las reuniones. Aquí, Francisco Vanni pintó a óleo en 1600 la Canonización de Santa Catalina, solemne ceremonia presidida por Pio II a la presencia de los restos mortales de la Santa. A los lados de la pintura, dos religiosos de Siena que vivieron entre los siglos XIII y XIV: San Bernardo y la Beata Nera Tolomei, cuya presencia se debe a su afiliación a la familia de quien encargó la obra.

A los lados del ábside, por encima de las puertas de entrada del oratorio, se ven cuatro pinturas. La de arriba a la izquierda de Rutilio Manetti y escuela, de 1635, Catalina niña en oración, sorprendida por el padre, mientras la paloma del Espiritu Santo aletea sobre su cabeza, episodio que marcó el momento en que la familia, que obstaculizaba su vocación, decidió de dejarle seguir libremente su camino. Debajo de ésta, la tela de Pedro Sorri, Jesús ofrece a Catalina dos coronas, una de oro y la otra de espinas. La Santa escoge la segunda, afirmando de esta manera la voluntad de conformarse con la Pasión de Nuestro Señor.

Las otras dos telas colocadas a la derecha del ábside representan, arriba, Catalina en oración delante de Jesús atado a la columna de Rutilio Manetti y escuela de 1635 y, abajo, Jesús que cambia su corazón con el de Catalina, realizada por Francisco Vanni en 1585, que, una vez más, testimonia la unión profunda con el Señor y la voluntad de uniformarse a los sentimientos del corazón de Cristo, para amar a Dios y al prójimo como Cristo mismo ama.